





āCĆ©ltica
Cuando los humanos llegamos al planeta tierra (dejando al lado las teorĆas de como fue), lo primero que vimos a nuestro alrededor fue una vasta naturaleza, Ć”rboles, jardines, animales, fenómenos metereológicos y un sinfin de cosas. Nuestro planeta era virgen, se habĆa desarrollado de acuerdo a las leyes de la naturaleza y esas mismas leyes nos concibieron a nosotros. Primero, como un mecanismo de supervivencia, y luego para satisfacer nuestras necesidades, ya no fisiológicas, sino de seguridad y hasta de autorrealización; nos servimos de la naturaleza. La utilizamos para alimentarnos, para construir casas, edificios, para abrigarnos con ropa, para crear tecnologĆa. Dada nuestra inteligencia que nos diferencia de los animales, la pudimos manipular hasta crear cosas que en algĆŗn otro momento creĆmos como fantasĆa.
Y no es que sea malo servirse de ella, el problema viene cuando la forma en que la utilizamos termina siendo contraproducente y termina afectando nuestro entorno, porque tambiĆ©n es muy cierto que necesitamos que dicha naturaleza tenga cierto equilibrio para que nosotros los seres humanos vivamos dentro de un entorno que favorezca nuestra existencia, pero ese equilibrio se ha ido perdiendo. La contaminación, el cambio climĆ”tico, y algunos otros fenómenos han sido causados por el ser humano, fenómenos que han deteriorado el entorno en que vivimos y si no hay un cambio, dicho deterioro podrĆa llegar a niveles insoportables que sentenciarĆa el nivel de vida que actualmente podemos tener el lujo de tener.
Aquellos que no tienen alguna preocupación en romper ese equilibrio en beneficio de sus intereses nos presentan varias palabras para convencernos y dejar en un segundo plano la cuestión del equilibrio natural. Nos hablan de desarrollo económico, empleos, y nos dicen que si no permitimos dicha āinvasiónā en cierto bosque o Ć”rea que participa en como agente en el equilibrio medioambiental, no se generarĆ”n empleos, no habrĆ” desarrollo y por lo tanto habrĆ”n mĆ”s pobres. Por esa razón mucha gente termina criticando a aquellos que se preocupan por el medio ambiente como extremistas, pero el pragmatismo de los empresarios y entidades gubernamentales que participan en el deterioro del medio ambiente deja de tener ese significado en tanto se comprueba el deterioro que se causa a largo plazo termina siendo mĆ”s perjudicial que las bonanzas que prometieron generar, la pragmĆ”tica aquĆ ni siquiera estĆ” bien aplicada.
Por eso es necesario hacer un compromiso con la naturaleza, que fue quien nos dotó de los recursos para tener el estilo de vida que ahora tenemos. Ciertamente no se trata de abandonar nuestras casas y regresar a las cuevas, simplemente se trata de tener mÔs conciencia, de separar la basura, de racionar el agua, de tratar de reducir el uso del automóvil y utilizar el transporte público o la bicicleta cuando sea posible hacerlo, sembrar un Ôrbol, utilizar material reciclable, o también presionar al gobierno por la preservación de las Ôreas verdes y la promoción de estas.
Se trata de poner nuestro grano de arena e incentivar a los demĆ”s que lo hagan. Se trata de cambiar nuestra cultura, de crear sociedades sustentables y no depredadoras. Se trata de planificar, de establecer Ć”reas verdes donde exista agua en el subterraneo y erigir edificios de mĆ”s de 20 pisos donde el impacto ambiental sea el mĆnimo. Se trata de fomentar el transporte pĆŗblico, de utilizar formas de transporte no contaminantes. De esta forma el impacto a la naturaleza serĆ” mucho menor y disminuiremos considerablemente el inminente riesgo de la destrucción de aquella naturaleza que fue creada para generar un sano equilibrio en nuestro planeta.
NATURALEZA
āNuestro compromiso con el medio natural.






