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āCĆ©ltica

LAS FIESTAS CELTAS
La Rueda del AƱo, que marca el calendario y festividades de los pueblos Celtas.
Los celtas, como todos los pueblos antiguos, acompaƱaron los ritmos estacionales con las exuberancias de la fiesta. En su cuatro fiestas, la de Samhain, Beltayne, Ymbolc, y Lugnasad, el hombre celta se abrĆa a los poderes de la fertilidad, la purificación, el contacto con el mundo invisible de los muertos y la veneración del dios Lug. En Fiestas Populares de Temakel, nos acercaremos ahora a las festividades cĆ©lticas mediante un destacado conocedor del mundo celta, el autor argentino Roberto Rosaspini Reynolds.
El calendario druida estaba basado en las fases de la luna, por lo que cada mes contaba con una mitad positiva, luminosa y ascendiente, que correspondĆa a la luna en cuarto creciente y llena, mientras que la mitad oscura, decadente y negativa se correspondĆa con las fases de luna menguante y nueva; de la misma forma, durante el perĆodo brillante se llevaban a cabo los conjuros y hechizos de magia blanca, mientras que las ceremonias secretas de magia negra tenĆan lugar en las fases oscuras.
Cada uno de los meses del aƱo, 12 en total, tenĆa asignada una letra del alfabeto Ogham, y estaba consagrado a un Ć”rbol o planta determinada, a la cual se veneraba durante este lapso.
TambiĆ©n conocĆan la duración y división del aƱo solar, es decir el tiempo que tarda la tierra en recorrer su órbita alrededor del sol, y lo aplicaban para recomendar a su pueblo las fechas para la siembra y la cosecha de los distintos productos agrĆcolas.
Para compensar la diferencia entre el aƱo solar y el lunar, los druidas establecieron la inserción entre abril y mayo de un mes extra de 30 noches cada tres aƱos (el registro del tiempo se llevaba en función de las noches, y no de los dĆas). Al igual que meses, los aƱos tambiĆ©n contaban con una mitad oscura y una brillante; la primera de ellas comenzaba inmediatamente despuĆ©s de la Ćŗltima noche del aƱo, el primero de noviembre, con la fiesta de Samhain (Samhuyn), de la que proviene la actual festividad de Halloween. Samhain fue originariamente una festividad de los muertos, celebrada durante la Ćŗltima noche del aƱo druĆdico, es decir, la del 31 de octubre, precedente al DĆa de Todos los Santos. Hasta Ć©pocas relativamente recientes, en muchas partes de Europa existĆa la creencia -probablemente originada en esta festividad celta- de que en la noche de Samhain, las brujas y hechiceros efectuaban sus peores conjuros, y se encendĆan grandes fuegos para mantener lejos de los hogares a los espĆritus malĆ©volos. Es la festividad opuesta a la de Beltayne, ya que en ella se escenifica el encierro del ganado para el invierno, y se encienden simbólicamente los fuegos del hogar.
Posteriormente, a partir del siglo XVll, el cristianismo fue incorporando aportes propios, y la fiesta de Halloween se transformó en un festejo infantil, en el que los niños recorren las casas vecinas, disfrazados de duendes, a solicitar golosinas.
La fiesta de Beltayne (Beltuin), era el primero de mayo. Era una festividad consagrada al dios Belenos y a la Madre Suprema, o Señora del Bosque. Literalmente significa "el fuego de Bel", se conmemora durante la noche del 31 de abril al primero de mayo, y un homenaje de agradecimiento a los dioses familiares, por haber protegido los fuegos del hogar, como asà también un augurio de primavera.
Es una fiesta caracterĆstica de los pueblos agrĆcolas y pastoriles, ya que llega la fecha de la siembra y de sacar las manadas a pastar. En Alemania y algunos paĆses anglosajones, la noche previa se conmemoraba la Noche de Walpurgis, en que se intentaba conjurar a los seres malignos que se reunĆan en las colinas elevadas. Los romanos asimilaron Beltayne con las Laridae, es decir, sus propias fiestas en honor a los dioses lares, protectores del hogar.
Las otras dos fiestas importantes de carƔcter religioso y comunal,
que se intercalaban entre estas, eran: Ymbolc (Imbolc), el primero de febrero. Se representa en la actualidad, en Irlanda, como la fiesta de Santa BrĆgida o Brigantia, y en el resto del mundo católico por la Calendaria. Es una fiesta de purificación y recogimiento a comienzos del invierno. Y, por Ćŗltimo, la fiesta Lugnasad (Lughnassadh), el primer dĆa de agosto. Se celebraba en conmemoración de las bodas del gran dios Lug en Irlanda, que aĆŗn se festeja en muchas aldeas y pueblos de este paĆs.
El dĆa de Beltayne, primero de mayo, se iniciaba entre los Irish GaĆ©l un mes de libertad sexual, denominado Cyann, festejando la unión entre el gran dios Cernunnos, representado con una gran cornamenta de ciervo, y la Madre Suprema, la Tierra. En este perĆodo, los jóvenes podĆan formar parejas tentativas, que duraban un mĆ”ximo de un aƱo y un dĆa, y al cabo de ese tiempo, debĆan ser refrendadas si deseaban continuar unidos; si la experiencia no era satisfactoria, cualquiera de los dos podĆa negarse, ya que, de allĆ en mĆ”s, el matrimonio se convertĆa en permanente.
En sus relaciones de pareja, los celtas daban prioridad a la familia por sobre toda otra consideración, y no concedĆan demasiada importancia a la virginidad; se estimulaba la actividad sexual entre los jóvenes, especialmente durante la festividad de Cyann, y consideraban a los niƱos gestados durante este lapso como protegidos de los dioses.
SegĆŗn la tradición, los responsables de despertar las inquietudes sexuales entre los jóvenes eran las sidh (hadas) y los leprechauns (duendes o elfos), quienes los incitaban a marchar hacia el bosque y pasar allĆ los dĆas juntos. Durante este perĆodo, las mujeres vestĆan de verde claro, un color que la tradición asignaba a las vestiduras de las hadas, y los jóvenes de verde oscuro, el tono tradicional de los leprechauns, pero a partir del siglo VI d. C., los evangelizadores cristianos comenzaron a difundir la especie de que el verde era de mala suerte, en un fĆŗtil intento de que los jóvenes, especialmente las muchachas, abandonaran esa actitud promiscua que, por supuesto, no era bien vista por la Iglesia Católica.
Las fiestas anuales
AdemĆ”s de la división del aƱo en cuatro perĆodos, los druidas contaban, tambiĆ©n, con otras dos mediciones cronológicas de mayor duración: el Ciclo Estelar, que se reiniciaba cada 46 meses lunares (19 aƱos), y la Era DruĆdica, que abarcaba 630 aƱos. Todas estas mediciones tenĆan como punto de partida la fecha de la batalla final de Mac Tuireagh, dĆa en que los Thuatha DĆ© Danann vencieron definitivamente a los invasores formorĆ©.
Entre las festividades no-programadas, cabe mencionarse un rito sacrificial Irish gaĆ©l, practicado en la coronación de los reyes, y cuyas caracterĆsticas lo hacen muy semejante al ritual hindĆŗ del sacrificio del caballo (asvhamedha), por que algunos autores sugieren la existencia de una rama comĆŗn muy antigua entre los celtas y los hindi.
El historiador eclesiÔstico Giraldus Cambrensis (c. 1180-1230) describe este ritual, rescatado, según sus palabras, de la tradición oral de los reinos del norte de Irlanda, llevado a cabo durante la coronación de los reyes, en el que se incluye el sacrificio de una yegua blanca. "...Al comienzo de la ceremonia -relata el narrador- el futuro rey simula una cópula simbólica con el animal, que luego es sacrificado y hervido, y el heredero al trono se baña en el caldo, bebe de él y come la carne de la yegua. De esa forma, el rey obtiene la fertilidad necesaria para asegurar a su pueblo un heredero varón, a la vez, que se compromete con los dioses a procurar la prosperidad de su pueblo, y a que si actúa en forma injusta, la cólera de los dioses caerÔ impiadosa sobre su persona".
Esta interpretación parece reafirmarse con el concepto de los celtas insulares de que la soberanĆa de un rey es, en sĆ misma, una diosa, a la que el rey debe desposar, a los efectos de asegurar el bienestar de su pueblo. Esta noción, a su vez, puede haberse originado en una creencia
muy antigua de las comunidades shamÔnicas ancestrales, según la cual
es necesaria la unión entre un dios tribal con la Diosa de la Tierra, del Agua, como fuente de fertilidad. Estas evidencias tienden a sugerir que, al menos entre los celtas insulares, los reyes poseĆan cierta condición sagrada, y que se preocupaban seriamente por el bienestar y la prosperidad de sus pueblos.
En un pueblo belicoso y expansivo como el celta, no es de extraƱar que gran parte de las festividades, incluso las de raigambre pastoril, se festejaran con demostraciones de exuberancias fĆsicas, donde no faltaban las exhibiciones de fuerza y las competencias de resistencia al alcohol, en las que se ingerĆan ingentes cantidades de cerveza de malta, hidromiel.
Festividades celtas que aĆŗn perduran
Un ejemplo de la perdurabilidad de las costumbres y tradiciones celtas hasta nuestros dĆas es el festival de Eisteddfod, tĆ©rmino derivado del gaĆ©lico eĆstedd: "sentarse" y fod: "reunión" o "competencia".
Aunque algunos autores niegan su aparición antes del siglo VII, existen evidencias para suponer que estas reuniones de bards (bardos) se realizaban ya en el siglo IV, aunque, probablemente, al principio hayan estado circunscritas a los bardos iniciados, y no pudiera participar de ellas el común de la población, como sucedió mÔs adelante.
A partir del siglo VII, en la región de Gales, al sudoeste de la mayor de las Islas BritĆ”nicas, Eisteddfod comenzó a convertirse en una reunión abierta, destinada a promover las tradiciones y la lengua galesa a travĆ©s de interpretaciones competitivas de drama, mĆŗsica y poesĆa, hasta que, a fines del siglo XIII, Eduardo l, Rey de Inglaterra, provocó una verdadera masacre en la comunidad de los bardos, por temor a su acendrado nacionalismo.
Sin embargo, tres siglos después, hacia fines del 1500, Isabel 1 de Inglaterra cobró un repentino interés por Eisteddfod y, gracias a su mediación, los festivales fueron restablecidos a partir del siglo XVII, bajo patronazgo real. Las competencias, ahora de alcance nacional e internacional, decayeron durante el siglo XVlll, pero un renovado interés en el druidismo y el misticismo revivió la tradición en el siglo XlX. En la actualidad, Eisteddfod aún se reedita año tras año, poniéndose un especial énfasis en la conservación de la pureza de la lengua galesa. (*)
(*) Fuente: Roberto Rosaspini Reynolds, Los celtas. Magia, mitos y tradición, Buenos Aires, Ediciones Continente.






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